EXPLUCIÒN DE LOS JESUITAS DE LA NUEVA GALICIA.
Aun cuando los sacerdotes jesuitas llegaron a Guadalajara desde el año de 1586, y de inmediato se hicieron cargo del Colegio Seminario del señor San Pedro, no fue sino hasta 1591 cuando fundaron el Colegio de Santo Tomás de Aquino, primer centro educativo local donde se impartieron "altos estudios de latinidad" fuera de la capital de la Nueva España.
El alto clero había impuesto a los hermanos de la Compañía de Jesús la obligación de ofrecer educación gratuita a los naturales de la región novogalaica. Eso fue bien visto por los habitantes de Guadalajara, quienes hicieron considerables donaciones en favor del Colegio de la Compañía, por lo que lograron sostenerse de manera desahogada hasta el año de 1767, en el que el rey de España, Don Carlos III de Borbón, ordenó la expulsión de los jesuitas de todos sus dominios.
Fray Antonio Alcalde, célebre por su labor humanitaria, fue el principal promotor para que se autorizara la creación de una universidad en la Nueva Galicia. Resultado de sus gestiones fue la cédula real que autorizó la creación de la Real y Literaria Universidad de Guadalajara, en 1791. En 1793, el ex templo de Santo Tomás se convierte en sede de la Universidad.El alto clero había impuesto a los hermanos de la Compañía de Jesús la obligación de ofrecer educación gratuita a los naturales de la región novogalaica. Eso fue bien visto por los habitantes de Guadalajara, quienes hicieron considerables donaciones en favor del Colegio de la Compañía, por lo que lograron sostenerse de manera desahogada hasta el año de 1767, en el que el rey de España, Don Carlos III de Borbón, ordenó la expulsión de los jesuitas de todos sus dominios.
En 1827, Prisciliano Sánchez, primer gobernador constitucional del estado de Jalisco, clausura la Real y Literaria Universidad de Guadalajara, como gesto del gobierno de la nación independiente que se desliga de su pasado colonial. El edificio es adecuado para sus nuevas funciones de palacio legislativo: se derriban las torres, se le agrega el pórtico, son retirados los altares, y se adaptan curules para el salón de sesiones. El proyecto estuvo a cargo del arquitecto José Gutiérrez.
El recinto, por su diferente uso y las diversas modificaciones estructurales, se aleja manifiestamente de su anterior función como lugar de culto religioso.
De 1828 a 1833 la Capilla de Loreto alojó la Escuela Normal Lancasteriana y posteriormente funcionó como escuela municipal.
Durante la Revolución Mexicana, en el año 1914, el edificio es ocupado y convertido en cuartel y caballeriza.
Desde 1919 hasta 1948, el ex templo fue la sede de la Dirección General de Estudios Superiores y, posteriormente, Oficina de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística.
Los murales que adornan la nave central fueron realizados a finales de 1925, por Amado de la Cueva y David Alfaro Siqueiros. De esa época data también el diseño y tallado de la "Puerta Siqueiros" que actualmente se exhibe, montada en un bastidor, a la entrada de la biblioteca. La realización corrió a cargo de un artesano local, Juan Hernández. La puerta es un tablero rectangular que enmarca una temática revolucionaria.
Con la reapertura, en 1925, durante el gobierno de José Guadalupe Zuno, de la Universidad de Guadalajara, bajo el rectorado de Enrique Díaz de León, el edificio regresa a formar parte del patrimonio universitario.
Años después, en 1930, el "Grupo de la Universidad", integrado por Jesús Guerrero Galván, José Parres Arias, Alfonso Michel y Francisco Sánchez Flores, decora la bóveda de la pequeña capilla, a la que bautizaron "Olimpus house", que actualmente es el área de las
oficinas administrativas de la biblioteca.Con la reapertura, en 1925, durante el gobierno de José Guadalupe Zuno, de la Universidad de Guadalajara, bajo el rectorado de Enrique Díaz de León, el edificio regresa a formar parte del patrimonio universitario.
Años después, en 1930, el "Grupo de la Universidad", integrado por Jesús Guerrero Galván, José Parres Arias, Alfonso Michel y Francisco Sánchez Flores, decora la bóveda de la pequeña capilla, a la que bautizaron "Olimpus house", que actualmente es el área de las
En 1937 el gobierno del estado, presidido por Everardo Topete, concreta la venta del edificio del Colegio de Santo Tomás, anexo al templo, a una compañía norteamericana que lo derriba. Quedan así como único vestigio del conjunto arquitectónico original el ex templo de Santo Tomás y la Capilla de Loreto.
Desde 1948 hasta 1985, el inmueble fue utilizado como oficina de Telégrafos Nacionales. A partir del año siguiente y hasta 1991, el edificio estuvo cerrado, en un principio abandonado y, después, sometido a los trabajos de restauración en los que participaron arquitectos, historiadores y restauradores de arte, en un equipo multidisciplinario, bajo la dirección del arquitecto Gonzalo Villa Chávez.
El 19 de julio de 1991, se inaugura como sede de la Biblioteca Iberoamericana y se le distingue con el nombre del poeta y ensayista mexicano, Premio Nobel de literatura, Octavio Paz.
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